Mucha gente se pregunta cómo se puede jugar con un gato. Y creen que los gatos, a diferencia de los perros, no saben jugar o que no se puede jugar con ellos.
Simplemente hay que entender cómo quiere jugar el gato. Dedicando algo de tiempo y comprensión, son innumerables los juegos que aprenden los gatos y lo que disfrutan jugando con sus dueños. Y los dueños con ellos.
El juego básico es la caza. Y de ahí parten todas las variantes. Se puede ser cazador o cazado, se pueden perseguir presas, buscarlas, encontrarlas, traerlas, lanzarlas…
El juego es muy importante para el gato. Es la única manera de que desgaste esa energía que le sobra a raudales y se mantenga sano tanto fisica como mentalmente. El juego siempre reduce el estrés y sirve de ayuda para cualquier problema de comportamiento, ya sea para elevar la autoestima de un gato miedoso, como para reducir la ansiedad de un gato excesivamente nervioso.
Nombraremos ejemplos para aquellas personas que desconocen la posibilidad de jugar con su gato.
Ante todo hay que tener en cuenta que si no se ha jugado nunca con el gato, no sólo es el propietario el que debe de aprender, sino también el propio gato. Hasta el gato más viejo y gordito acabará jugando con nosotros, sólo tenemos que crear un juego lo suficientemente interesante y ajustado a las necesidades de cada animal.
Los gatitos pequeños juegan con TODO. Ellos solos se lo pasan fenomenal persiguiendo pelusas, pelotas y cualquier cosa con posibilidad de movimiento. Una vez que se hacen más adultos, alrededor de los 18 ó 24 meses, ya no les divierte tanto jugar solos. Necesitan un estímulo para ponerse a perseguir un objeto. En una palabra: se aburren más fácilmente, al ser conscientes de que son ellos mismos los que tienen que mover el juguete, para darle “vida”.
Por lo tanto es más adecuado enseñar a nuestro gato a jugar con nosotros, desde el momento que lo adquirimos. No sólo desgastará toda la energía que le sobra, además se creará un vínculo de amistad mucho más intenso con el propietario.
Mencionamos unos ejemplos, para aquellos dispuestos a divertirse con su gato (que esperamos que sean la gran mayoría):
Lanzamiento de presa (con o sin devolución): Los ratoncitos de pelo, pelotas de caucho o pelo, ratoncitos de tela… y por qué no, una simple pelota de papel. En cuanto la lancemos, el gato la perseguirá saltando los obstáculos que encuentre y cogiéndola en la boca se la llevará a algún sitio (para “rematarla”), o como ocurre muchas veces, nos la traerá de vuelta. Este último pequeño detalle, es de agradecer ya que si no, acabaremos levantándonos nosotros a recoger “la presa”. Si prefiere llevársela debéis dejarle que disfrute de su trofeo y no quitársela, hasta que os lo pida. Sí, os los piden, mirando a los ojos y sentándose frente al juguete. Intentar enseñar al gato a que os la acerque y deposite a vuestros pies, diciéndole lo bien que lo ha hecho cada vez que lo consiga. Hay gatos que aprenden muy rápido. Conseguiremos que nuestro gato haga ejercicio sin movernos del sillón.
Caza interactiva: esta vez tenemos que participar activamente. Nos referimos a todos los juguetes diseñados como una caña de pescar, con todo tipo de objetos en el extremo. Evidentemente podemos elaborar nosotros el juguete, pero las que se comercializan tienen una caña de plástico duro, ligeramente flexible, que es muy cómoda. El objeto del extremo será en este caso “la presa”. Los gatos diferencian perfectamente una presa de otra. Aunque para nosotros sea prácticamente lo mismo mover las plumas, que la bolita del extremo, para nuestro gato se tratará de algo muy diferente. No es lo mismo un ratón que un pájaro, ni un insecto que una serpiente. Todos estos animales son posibles presas. Del propietario depende que en el juego haya que cazar una mariposa o un ratón. Los movimientos de un animal u otro son totalmente diferentes y consiguiendo imitar a uno u otro animal, le otorgaremos a nuestro gato la posibilidad de cazar de todo, pero en casa. Es importante actuar de verdad como una presa. Ningún ratón o pájaro en su sano juicio se pondría a bailar delante de un gato o se restregaría por su cara… esto no estimula al gato, más bien le desorienta, ya que no entiende el comportamiento tan osado de esa supuesta presa. Este es el error que se comete con mayor frecuencia y la causa por la que muchos propietarios alegan que a su gato no le gusta jugar.Se puede esconder el juguete por detrás de la pata del sofá, las sillas, deslizarlo por las esquinas o pegado a la pared, moviéndolo despacio y parando de repente, como si estuviera vigilando… Los pájaros o insectos realizan vuelos cortos y se posan en lugares elevados como el respaldo del sillón. Las serpientes se deslizan en cambio muy rápido arrastrándose por el suelo.
Utilizad la imaginación y recordad:
Variar el tipo de juguete
Observar las preferencias de caza de cada gato
Alternar movimientos lentos y rápidos
Dejar que la presa se esconda para que el gato pueda planear el ataque
Dejar al gato capturar su presa
Reducir la acción cuando el juego llega al final (sí, las presas al final, tristemente acaban muriendo)
Dejar al gato jugar con la última captura
Recomendamos guardar estos juguetes con cordones ó cuerdas elásticas en lugar seguro cuando no jugamos con el gato, para evitar que sean ingeridos y provoquen una grave obstrucción intestinal. La mayoría de las veces el gato sabe perfectamente en que lugar se encuentran esos maravillosos juguetes y piden literalmente a sus dueños que jueguen con ellos.
Escondite: Sólo nuestra presencia puede ser un juego perfecto para nuestro gato. ¿Alguien se acuerda de aquel juego de niños llamado el escondite inglés? La mayoría de los gatos aprenden rápidamente a acecharnos en cuanto nos escondemos detrás de alguna esquina y les llamamos. Se acercan sigilosos, se paralizan cuando nos asomamos para evitar ser vistos y vuelven a aproximarse en cuanto no les miramos. El juego suele finalizar en cuanto nos dan una tortita con la mano y salen corriendo para que les persigamos. Y otra vez se empieza desde el principio. A ver quién se cansa antes…
Bolsas de papel, cajas de cartón: Haciendo pequeños agujeros en una caja de cartón y escondiendo un juguete que haga ruido dentro estimulamos su curiosidad. A los gatos les encanta meterse en todos lados, o meter las patas en cualquier agujerito…
Jugar con nuestras manos: Esta es la forma más habitual que la gente (sobre todo del sexo masculino) entiende por juego, y acaba siempre igual, con un dueño arañado o gritando por un mordisco demasiado fuerte; y el gato corriendo asustado o todavía con energía acumulada quedándose con ganas de finalizar esa “cacería”. Esos gatos no suelen controlar bien la fuerza del mordisco y no siempre esconden sus uñas. El juego no es contraproducente en sí, ya que el animal que está acostumbrado distingue perfectamente que se trata de un juego, y no es un comportamiento agresivo de por sí. Pero nosotros pensamos que no es el juego más adecuado, ya que el gato jugará así con todo el mundo, da igual que sea una persona anciana o un niño. Cada vez que quiera jugar, iniciará el juego con un "ataque " hacia nosotros ¡Y la tolerancia al dolor de un mordisco o arañazo no es igual para todo el mundo!
No se trata sólo de que animal haga ejercicio a lo bruto, sino también de que utilice sus trucos de predador, que todos los gatos poseen de forma instintiva.
Duración del juego: Por supuesto todo el tiempo que se quiera dedicar. Pero debemos tener en cuenta que los gatos no son animales que estén preparados para realizar un ejercicio físico prolongado, si no más bien para carreras cortas, saltos, ataques repentinos… sesiones de 10 o 20 minutos suelen ser más que suficientes, dependiendo de la condición física del animal. ¡Por favor, no pretendáis que un gato obeso esté durante 20 minutos persiguiendo un juguete, ya que le puede dar un colapso! Tampoco que un animal mayor se ponga a saltar haciendo malabarismos por las estanterías. Es evidente que hay que adaptar el juego a las características de cada animal.
Cantidad de sesiones: Todas las que se quieran, hasta 15 o 20 veces puede cazar un gato cada día. Pero como regla general, vuestro gato será bastante feliz si se le dedican una o dos sesiones diarias.
Juguetes recomendados:
Cualquier juguete comercializado para gatos, que a nuestro gato le guste
Pelotas de papel
Rollos de papel higiénico
Tapón de corcho
Tapones de botellas de agua
Ramitas de árboles frutales (sin fertilizantes)
Bolsas de papel
Cinturón del albornoz...
Juguetes peligrosos:
Juguetes no destinados a gatos
Cualquier producto potencialmente tóxico
Gomas elásticas (peligro de ser ingeridas)
Hilo de coser (peligro de ingestión)
Cordones de lana (peligro de ingestión)
Objetos afilados
Bolsas de plástico (peligro de ahogo)
P. Alfaro Calleja
Veterinaria