Francisco Umbral -Los gatos-

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Los placeres y los días

Entre El Retiro y el Botánico se han exterminado unos dos mil gatos. Los parques de Madrid son el Dachau de los gatos. Pero el gato, misterioso y conojos sobrenaturales, condesciende al ecosistema y mata brujas como ratas, insectos nocivos, y, sobre todo, pone su diseño, como una corchea, en lasorpresa del anochecer. ¿Por qué se matan tantos gatos? La política que se lleva con los gatos es la misma que se lleva con las putas o con los inmigrantes. Una política de exterminio que no entiende o no quiere entender que los animales, los balseros, las hetairas, están ahí para algo, por algo, y que han estado siempre, antes que nosotros, del mismo modo que nos sobrevivirán. Hay procedimientos para todo como hay ya narcosalas para el drogado. La democracia supone unaracionalización de estas cosas, porque lo otro es el fascismo de los gatos. Enlos circos hay incluso tigres domesticados, pero jamás nadie ha domesticado a un gato, aunque tenga fama de animal doméstico. El perro busca dueño y el gato busca casa, pero nunca se integra en el ritmo familiar. El gato es un asterisco oun señor egipcio que se ha quedado a vivir con nosotros, y piensa cuando duerme y observa cuando vela. El más civilizado de los animales puede volver al salvajismo en una semana. Pero se viste de felpa burguesa para que le demos la calderilla de una sardina. El gran pintor maldito Ricardo Cristóbal ha pintado cientos de gatos. Teniendo los gatos delante, en casa, por supuesto, como fascinado baudeleriano de los gatos. En toda la historia del arte no hay un solo gato bien pintado. El perro esfácil de pintar porque tiene mirada humana, pero al gato le sale siempre, en los cuadros, cara de mono o de hombre. Sólo los gatos de Ricardo tienen orejas degato, ojo alarmante de gato, y sobre todo esa celeridad de garra, ese desgarrón del aire que solamente consigue el gato. Va a pintar a mi gata Loewe, porque este pintor tiene el rasgo urgente y afilado que hace falta para tomar un gato del natural. Siempre hemos dividido a los políticos en políticos de gato o de perro. Adolfo Suárez parece hombre de galgo castellano. Felipe González es gato él mismo. Aznar es persona de perro pachón que le pega sustos a la perrita histérica de su señora. El perro supone una política canovista, aplaciente, y el gato supone unapolítica olfateadora, aventurera, ágil y cazadora, instantánea y elegante. El gato es al tigre lo que el violín a la música. España necesita una política gatuna, más avizor y menos complaciente. Política de garra de terciopelo para que no se nos escapen los grandes aprovechones como se nos están escapando. Dos mil gatos sacrificados en Madrid, qué más da dónde y cuándo. Una burocracia que no tiene mejor receta que la muerte es una burocracia que sea cerca al fascismo. Se principia matando al gato y se acaba degollando aldueño. Seremos europeos cuando aprendamos a amar a los animales. Aunqueno está muy claro si el gato es un animal o un príncipe chino.


Gino Paoli -La gatta-

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C'era una volta una gatta
che aveva una macchia nera sul muso
e una vecchia soffitta vicino al mare
con una finestra a un passo dal cielo blu
Se la chitarra suonavo
la gatta faceva le fusa
ed una stellina scendeva vicina
poi mi sorrideva e se ne tornava su.
Ora non abito più là
tutto è cambiato, non abito più là
ho una casa bellissima
bellissima come vuoi tu.
Ma ho ripensato a una gatta
che aveva una macchia nera sul muso
a una vecchia soffitta vicino al mare
con una stellina che ora non vedo più.



Via losdestructores

"Yo soy el Gran Gato que inauguró el árbol Yeshed en Heliópolis, en aquella noche en que fueron anonadados los enemigos del Dueño del universo..."

Capítulo XVII del Libro de los Muertos.

Entre los numerosos animales domésticos con que contaban los egipcios, merece la pena destacar al gato. Hay bastante polémica sobre su origen, pero todo parece indicar que procedía del Felis silvestris lybica, una especie salvaje del norte de África. Aunque hay restos de un culto religioso a Bastet ya en las primeras dinastías, no será hasta el Imperio Medio (2060-1786) cuando se generalice su representación en las tumbas, y esta situación pervivirá hasta finales del siglo IV d.C. Estas primeras representaciones en el Imperio Medio coinciden con la aparición de las primeras momias de este animal.

La popularidad del gato entre los egipcios se debía principalmente a su eficacia para librar las casas y graneros de roedores y serpientes. Más adelante se usó al gato como auxiliar en las actividades de caza, sobre todo de aves, sustituyendo al perro en estas labores. Esta es una de las capacidades que más llama la atención de los gatos egipcios. Efectivamente, existen varias pinturas murales en tumbas donde se observa al dueño de la misma en compañía de su mujer e hijos, practicando la cacería, actividad a la que eran muy aficionados los miembros de las clases superiores. En estas escenas se ve a la familia sobre una barca que navega entre las matas de papiros. El señor está de pie a punto de lanzar una especie de bumerán, que no es más que un palo curvo que no regresaba, sobre la presa (normalmente ánades). La función del gato es recoger las piezas abatidas y depositarlas en la barca. Este gato amaestrado, que aparece representado sobre todo en el Imperio Nuevo, llama precisamente la atención porque no sabemos cómo los adiestrarían los egipcios para esa función.

El nombre que los egipcios daban al gato era miu, en lo que parece claramente una onomatopeya más que un nombre. Los gatos actuales parecen haber perdido los rasgos característicos de sus antepasados egipcios, aunque el abisinio sigue recordando a las estatuas de Bastet.

Herodoto (484-424 a.C.), historiador griego conocido como el padre de la historia, viajó por Egipto hacia el año 450 a.C., país al que dedica el segundo libro de su obra Historias. En él nos narra con detalles las costumbres del pueblo egipcio, y entre éstas el culto que se rendía a los animales, aunque hay que tener en cuenta que estas costumbres se refieren a la Época Tardía, cuando Egipto estaba en decadencia total y nada o poco tenía que ver con el esplendor de los anteriores siglos. Aún así, es interesante lo que cuenta. Dice Herodoto:

"...la gente de las ciudades ofrecen sacrificios de esta manera: adoran al dios al cual está consagrado el animal, cortan al rape el pelo de los niños, o solamente la mitad o incluso la tercera parte, y el peso en plata del pelo cortado se entrega a la servidumbre del animal en cuestión. Con este dinero se compra el pescado con que se nutre a los animales sagrados.

"Si alguien mata voluntariamente a uno de estos animales es condenado a muerte y si lo hace involuntariamente, paga una multa que fijan en cada caso los sacerdotes...

"Cuando se declara un incendio, es sorprendente lo que sucede con los gatos. La gente se mantiene a cierta distancia cuidando a los gatos y sin preocuparse lo más mínimo de apagar el fuego. Pero los gatos se escurren por entre la gente o saltan sobre sus cabezas y se precipitan en el fuego. Y cuando esto sucede, los egipcios se quedan muy apenados. Cuando en una casa perece un gato de muerte natural, todos sus inquilinos se afeitan las cejas (...). Los gatos muertos se llevan a un lugar sagrado donde son embalsamados y luego se entierran en Bubastis (...)."

Otro autor griego, Diodoro de Sicilia, narra el caso de un soldado romano de las tropas de César, que hacia el año 50 a.C. mató sin querer a un gato. Una multitud furiosa de egipcios linchó al pobre hombre, que no se salvó de la muerte, a pesar del temor que entonces tenían los egipcios hacia los romanos. Ni siquiera le pudieron salvar los emisarios que envió el rey egipcio.


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